Frente a estas instancia de exponer he querido preguntarme qué significa exponer, qué significa una exposición, que significa presentar una trabajo. Y a qué venimos cuando vamos a una exposición? buscamos ver algo de otra manera, sentirnos de una específica manera, quizá desde la sorpresa. Queremos que una exposición sea un paréntesis, suspendemos como vivimos las cosas en el cotidiano, para vivir las cosas de otra manera. Nos reunimos frente a esta situación que queremos tenga un carácter distinto. Juntos hacemos un rito aquí al reunirnos, conformado por lo que cada uno traemos, dándole un carácter particular a esta instancia. Exponer es invitar a una conversación, exponer lo que busca finalmente es generar conversaciones, poniendo algunas ideas sobre la mesa para compartir sobre ellas. Montar es de configurar un espacio de determinada forma, con los elementos que se han elegido una va instalando ciertos gestos en el espacio, abriendo distintas capas de significado, preparando un lugar de cierta manera, elicitando que ocurran o moviendo el carácter de ciertas situaciones que se darán ahí. Es interesante preparar un contexto para que ocurran ciertas cosas. Es como cocinar de alguna manera. Y esta situación que hemos generado que nos tiene aquí, permea sobre estas imágenes, dándoles cierto color, cierto carácter, imbuyéndolas de sentido. De alguna manera inaugurar la muestra es bautizar lo expuesto, dándole cierto carácter y no otro, las piezas, imágenes, textos, no hablan por sí solos, son vehículo de un carácter mayor, más tenue, que aparece a través de esas imágenes. Las imágenes, también las imágenes de los textos, son concentraciones de sentido, de la manera en que la materia es concentración más densa de energía. Esta concentración de sentido se diluirá también en determinado momento, perderá densidad, hoy sirve de plataforma para ese sentido y ese sentido migrará de ella a otra superficie actualizada. En este sentido estas imágenes, que nuestra época insiste en cargar como cosas, con marcos pesados y criterios de conservación, son en realidad momentos, son circunstancias, ahora y por un rato más, no mucho más. Es por esto que también he elegido un montaje frágil, vulnerable, que no duraría mucho. Si sacamos las piedras debajo de las fotos se cae el montaje, nada está fijo, está sujeto por un equilibrio precario. El papel se humedecerá estos días, las imágenes son perecibles, tal como las ideas que las sostienen, tal como nosotros.
Horadar partió de mi obsesión por las texturas. Tras seguirlas con mucha fuerza me di cuenta que las percibo como códigos que quiero decifrar, como testimonio de un elemento ahí ausente, que quiero conocer, busco sus pistas en estos rasgos, estas estrías que ha dejado en camas de ríos, en el tan suave como poderoso pulirse de la roca volcánica. El agua, algo polémico hoy, en tensión, exige otros acercamientos que el mero recurso, para entender mejor su valor y su lugar en el mundo. Horadar ha sido investigar sobre la manera en que el agua dice, insistiendo con suavidad en las superficies que la reciben, insistiendo constantemente de manera suave. Un posible lenguaje del agua, una manera de hacer propia de ella.